En el colegio nunca fui el mejor promedio del aula pero tampoco fui el peor. En el campo de deportes hacíamos gimnasia o, justamente, deportes. Nunca me destaqué en ninguno, no era el más rápido corriendo ni el que saltaba más lejos ni el que tiraba el disco mejor, pero tampoco era el peor, el último, el que se pegaba un martillazo en la rodilla. Era muy bueno en gimnasia deportiva pero no tanto como. Y a la hora de los deportes no era el primero que elegían, ni el octavo pero me elegían. Jamás jugué bien al fútbol, pero tampoco fui el peor. En el club practiqué tenis, basquet, natación y lo mismo, competí y en estas competencias gané muchas veces pero perdí tantas otras. Jugué jockey sobre patines, esquié, hice andinismo, siempre tuve al lado alguien que lo hacía mejor y también, alguien que lo hacía peor.
En la universidad entre con un promedio normal, dentro de la media de mis compañeros y cambié de carrera como la mayoría de ellos. Y cuando entré en diseño encontré unos pibes increíbles, diseñadores natos y otros que parecía que se habían equivocado de pabellón… ¿Yo? Ni pito ni flauta, en el medio, como siempre, medio tirando para arriba pero medio al fin.
No salí caminante impecable, subo chivando, intentando extraer oxígeno de donde puedo y le pongo garra. Llego. Al menos hasta ahora siempre llegué, pero no puedo ir peinado e impecable como el primero.
Fotografío desde chico, nunca me salió tan bien como hubiera querido así que la peleé, la practiqué, la leí y la sudé también, pude llegar a ser un fotógrafo más, del montón, con sus humildes logros, y siempre tuve la suerte de conocer fotógrafos grossos a los que seguir, preguntar, admirar.
Con la escritura no es diferente: no salí Borges ni Bukowsky, pero escribo desde hace cuarenta años y hay gente que no conozco que se toma el tiempo de leerme (y más de una vez).
II
Es así como sin haber sido líder ni influencer ni estrella ni famoso, sin haber tenido un cargo de poder ni un tío millonario, he podido superar un secundario que me dio pánico al entrar, recibirme de diseñador, laburar en agencias de publicidad y como diseñador independiente, ser fotógrafo, vender miles de fotografías, escribir dos libros, diseñar y publicar nueve guías que intentan acercar la naturaleza a la gente, dos pósters que hacen lo mismo, escribir más de cuatrocientas entradas en un blog que fueron leídas no sólo por mi tía y mi viejo. Pude conocer cuatro continentes viajando a lugares soñados, peregrinar a Santiago de Compostela. salir de mi ciudad natal a la que amo pero no tanto como para vivir, encontrar un terreno donde establecerme con mi hermosa familia y poder, con ellas, reinventar nuestra vida para hacerla más parecida a lo que siempre soñamos.
Lo que te falta, lo que buscás, tras lo que andás está cerca de tu mano pero no en tu celular, no en las redes, no en la tele ni en el trabajo.
No tenés que ser Messi, Gates o Gandhi. Y tampoco va a estar porque gane alguno de los dos sátrapas que tenemos que elgir como presidente. Basta con ser uno mismo y tener un plan. Mirar atrás y ver todo lo que lograste sin darte cuenta casi y todo lo que peleaste y ganaste. Mirar adelante y programar cómo seguir, es simplemente eso, saber a dónde y trabajar para llegar.
por Leo F. Ridano en Leo F. Ridano https://ift.tt/2OjKG3J
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